Cuando el empoderamiento deja de ser un hashtag para convertirse en tu revolución personal
Por qué los 40 son la edad de oro de la Mujer Pluma (y nadie te lo había contado)
A los 40 llega la verdadera liberación: te das permiso para ser la mujer que siempre has sido y entiendes, por fin, que no necesitas demostrar nada a nadie. Ni siquiera a ti misma.
Mi madre me lo dijo cuando yo tenía 20 años y ella navegaba sus 50: "Los 40 son la década dorada de la mujer". Y yo, con la arrogancia típica de quien cree que se va a comer el mundo con un tenedor de plástico, me reí pensando que no sabía muy bien lo que decía. ¿Los 40 mejor que los 20? Naaaaaaaaaaah.
Ilusa de mí.
Porque ahora, con 43 tacos bien cumplidos, tengo que darle la razón. No volvería atrás ni harta de vino. Bueno, quizás a algún momento puntual, como aquel 6 de julio de 2004 que fue glorioso o a darle un abrazo a aquellos que ya no están. Pero visita relámpago y vuelta a casa. Así que no, no volvería ni a los 30, ni a los 20, ni mucho menos a la adolescencia, ese período traumático del que nadie sale indemne.
Por qué los 40 son la década Plumati por excelencia
¿Sabes qué pasa a los 40? Que ya has acumulado suficientes cicatrices como para entender cómo funciona este juego llamado vida. Años de tropiezos y experiencias te han enseñado:
Que no necesitas agradar a todo el mundo (de hecho, es imposible)
Que decir "no" no hace que el mundo explote
Que ese "látigo interno" del que tanto hablamos en Plumatia lleva demasiado tiempo haciendo horas extra
A los 40, por fin, tienes la seguridad suficiente para dejar de ser la última persona de tu propia vida. Empiezas a ver con claridad qué batallas merecen tus energías y cuáles pueden esperar mientras te tomas un café tranquilamente. La plumificación viene casi de serie, como si el universo te regalara un kit básico de "por fin me importa un pimiento lo que piensen de mí".
» Nota para las que aún no se sienten así (o para las que piensan que exagero):
Si estás en la década de los 40 y todavía no sientes todo esto, respira tranquila. No hay un cronómetro universal que active el modo "me importa un pimiento" exactamente el día que soplas las velas del 40 cumpleaños.
Así que si todavía no has recibido ese kit, no pasa nada. En algunas mujeres tarda un poco más en despertar, dependiendo de lo atada que estés al látigo de la exigencia (propia y ajena). Es como esos paquetes de Amazon que a veces se retrasan: sabes que están en camino, pero el repartidor se ha perdido un poco.
El simple hecho de estar aquí leyendo esto ya es un paso en este camino. Probablemente significa que una parte de ti ya está susurrando: "¿Y si dejo de ser tan dura conmigo misma?". Escúchala. Es la voz de tu yo de 40+ intentando comunicarse contigo a través del tiempo y el cansancio acumulado.
Y si ya has pasado los 50 y sigues esperando esa liberación... quizás es momento de darte un pequeño empujón. El empoderamiento a veces necesita un poco de ayuda manual, como esos coches que hay que empujar para que arranquen. ¡Pero una vez que toma velocidad, amiga, no hay quien lo pare!
Los 30: Una década intensa (pero no la definitiva)
No diré que mis 30 fueron malos, qué va. Fueron una década de grandes hitos: me convertí en madre, avancé en mi carrera y acumulé experiencias que me han hecho quien soy hoy. Pero también fue una década de exigencia constante, de querer abarcarlo todo y demostrarlo todo. Y por lo tanto, de caída libre con mi cuerpo gritando hasta aquí, chata cuando se estampó contra el suelo.
A los 30 todavía estamos intentando encajar en moldes, cumplir expectativas. Que si la carrera, que si la casa, que si la maternidad... Todo a la vez, todo perfecto, todo ya. Un látigo de siete colas que nos autoaplicamos con entusiasmo digno de mejor causa, mientras sonreímos en Instagram como si no nos estuviéramos desmoronando por dentro.
La sociedad y el valor de la experiencia
La sociedad suele mandar mensajes contradictorios sobre la edad, especialmente para las mujeres. Por un lado, nos presiona para mantenernos eternamente jóvenes; por otro, nos invisibiliza cuando pasamos cierta edad. Como si tuviéramos una fecha de caducidad estampada en la frente.
Pero aún hay esperanza. Mi jefe, cuando me entrevistó hace 4 años (yo tenía 39), me sorprendió diciendo que no sabía si contratarme porque me veía "muy joven". Y lo decía como algo bueno, valorando la experiencia como un plus. Existen personas que entienden que los años vividos son un activo valiosísimo, no un lastre. Son pocos, pero existen. Como los unicornios, pero con nómina.
El verdadero empoderamiento llega a los 40
A los 40 es cuando realmente te empoderas. No ese falso empoderamiento de hashtags y frases motivacionales, sino el de verdad: el que viene de dentro, el que te permite poner límites sin sentirte culpable.
Es cuando empiezas a entender que tu tiempo es el recurso más valioso que tienes, y que no todo el mundo merece un trozo de él. Es cuando aprendes a decir: "No, gracias" sin añadir veinte excusas después. Y lo mejor: es cuando dejas de preocuparte por si te consideran borde por hacer exactamente lo mismo que aplauden en los demás.
No tendremos las carnes tersas de una veinteañera, pero tenemos el cerebro mucho más interesante y mejor amueblado. La autocompasión ha sustituido a la autoexigencia. La autenticidad ha ganado terreno a la necesidad de aprobación. Y eso, amigas, no tiene precio.
La seguridad en ti misma es más sexy que unas tetas bien arriba. Porque el escote se cae con los años (las amigas de la cirugía, maravilloso, pero ahí no estriba la cuestión), mientras que esa confianza que irradia una mujer que conoce su valor permanece y, de hecho, solo mejora con el tiempo como los buenos vinos.
Mensaje para todas las edades
A las que estáis en los 20: disfrutad, pero no creáis que esa es la cima. Lo mejor está por venir (y no, no es un tópico para consolarnos). Aunque, seamos sinceras, si tienes 20 años probablemente no estés leyendo esto sino dando vueltas por TikTok, que es lo que toca a esa edad. Y está bien así.
A las que estáis en los 30: aguantad, ya queda menos para la liberación. Id practicando el arte de soltar lastre. Empezad por pequeñas cosas: quizás no hace falta que planchéis absolutamente todo o que respondáis a cada mensaje en menos de cinco minutos.
A las que estáis en los 40+: ¡Brindemos, amiga! Es hora de coger esa pluma y dejar el látigo en el museo de las reliquias del pasado. Tu década dorada ha llegado, disfrútala como mereces.
Y si quieres profundizar en tu propio proceso de plumificación cuarentañera, te dejo este prompt para preguntarle a la IA a modo de pequeña herramienta.
A veces necesitamos un espejo que nos ayude a ver lo que ya está ahí, pero que quizás no sabemos nombrar o reconocer. Porque, seamos sinceras, el empoderamiento es como esos kilos que pierdes poco a poco – los demás lo notan antes que tú misma. Este prompt te ayudará a identificar esas plumas que ya has desarrollado y las que están esperando a que les des permiso para crecer.
💡 Pluma Digital: Tu década pluma - Transforma el látigo en sabiduría
"Estoy en la década de los 40 y quiero reflexionar sobre mi evolución personal. Quiero que me guíes a través de este proceso paso a paso, haciendo UNA pregunta a la vez y esperando mi respuesta antes de continuar al siguiente punto.
Contexto: Los 40 representan una etapa donde muchas mujeres experimentamos un cambio interno importante: dejamos atrás la autoexigencia extrema (el 'látigo') para adoptar un enfoque más compasivo y ligero con nosotras mismas (la 'pluma'). Es la década donde finalmente nos priorizamos sin culpa.
Vamos a trabajar estos 3 temas en orden:
Creencias limitantes: Primero, hazme preguntas específicas para identificar qué mensajes interiorizé en mis 20s y 30s sobre cómo 'debería ser' como mujer/madre/profesional. Después, ayúdame a transformar cada creencia en una perspectiva más liberadora.
Mi manifiesto personal: Ayúdame a crear mi 'Declaración de Independencia a los 40' basada en mis respuestas anteriores.
Ritual de transición: Finalmente, diseñemos juntas un ritual simbólico personalizado para 'soltar' lo que ya no me sirve.
Empecemos con el primer punto. Haz una pregunta para comenzar (y no te preocupes si mis respuestas incluyen algún improperio ocasional, que a los 40 también nos hemos liberado de hablar siempre como señoritas)."
Así que eso que decía Shakira de que "yo valgo por dos de 22" no va tan desencaminado. No es una cuestión de valor comparativo, es que a los 40 finalmente entendemos que no necesitamos demostrar nada a nadie. Y esa, amigas, es la verdadera esencia Plumati.
Si hay alguna de 20 por aquí, me sorprende (¿te has perdido de camino a Instagram?), pero me alegra. Guarda este texto y vuelve a leerlo en 20 años. Quizás entonces me escribas para decirme: "Tenías razón, joder". Y el círculo se habrá completado.
Hasta la próxima, Mujer Pluma.
Espectacular mujer, es lo que vengo sintiendo, a un mes de cumplir 40! Gracias por estas palabras