Confesiones de una ex-supermujer en rehabilitación
Crónicas de una mujer que decidió bajar el listón y subir la felicidad
¿Te acuerdas de cuando éramos pequeñas y nos decían que podíamos ser lo que quisiéramos? Que las mujeres habíamos roto el techo de cristal y ahora podíamos tenerlo todo: la carrera brillante, la familia perfecta, el cuerpo de revista, la casa de Pinterest, las amistades de Sex and the City...
Suena bonito, ¿verdad? Como esos anuncios de perfume donde la mujer sale corriendo por la playa con el pelo al viento y una sonrisa radiante.
(Igual de bien te vas a sentir cuando te unas a este club de mujeres que han descubierto que el problema no éramos nosotras. Suscríbete, amigui)
Volviendo al tema, lo que no nos dijeron es que ese anuncio duraba apenas 30 segundos, no una vida entera.
La matemática imposible (olvídalo, chica, las cuentas no cuadran)
Nos vendieron la idea de que podíamos ser:
La profesional imparable (disponible 24/7, siempre brillante, nunca con ojeras)
La madre presente (creativa, paciente, que nunca pierde los nervios)
La pareja perfecta (seductora, comprensiva, que mantiene viva la llama)
La hija responsable (que llama cada día, que está en todas las crisis familiares)
La amiga leal (que nunca falla, que siempre está disponible)
La mujer que se cuida (ejercicio, alimentación perfecta, autocuidado constante)
Y todo esto, claro, con una sonrisa.
Pero nadie nos enseñó a hacer las cuentas.
Nadie nos explicó que cada uno de esos roles requiere no solo tiempo, sino energía emocional, mental y física. Recursos que, parece que se nos olvida constantemente, son limitados.
Nos vendieron que podíamos tenerlo todo, pero se olvidaron mencionar que necesitaríamos 3 vidas para lograrlo1.
La perfección sin esfuerzo aparente (o el arte de fingir que todo es fácil)
Atlas, aquel titán que dice la mitología griega fue castigado a sostener el peso de la bóveda celeste por toda la eternidad, al menos podía hacer muecas de dolor - nadie le exigía que sonriera mientras cargaba con semejante carga.
Sin embargo, nosotras hemos añadido una capa extra a este juego: no solo hay que sostenerlo todo, sino que hay que hacerlo con gracia, sin despeinarse, y que parezca que es facilísimo.
Como si fuéramos cisnes: elegancia por encima del agua, mientras por debajo pateamos como locas para no hundirnos.
Porque o pateas con fuerza o te hundes, vaya si te hundes.
El contrato que firmamos sin leer (de hecho, ni siquiera recordamos haberlo firmado)
Lo cierto es que muchas veces vamos en piloto automático. Decimos que sí a todo, asumimos responsabilidades, cargamos con tareas que nadie nos ha pedido específicamente que hagamos, y lo hacemos porque... ¿por qué exactamente?
Porque "es lo que hace una buena madre"
Porque "es lo que hace una profesional comprometida"
Porque "es lo que hace una mujer de hoy en día"
Porque "es lo que se supone que tengo que hacer"
Pero ¿y si no?
¿Y si resulta que no tengo que demostrar nada a nadie?
¿Y si la vida no es una competición de quién puede con más cosas?
Estamos tan ocupadas intentando demostrar que podemos con todo, que se nos ha olvidado una pregunta fundamental: ¿realmente queremos cargar con todo?2
Esta pregunta me persigue desde que la escribí. Porque nos pasamos la vida preguntándonos "¿puedo con esto?" pero rara vez nos preguntamos "¿quiero esto en mi vida?".
Es como si hubiéramos aceptado un trabajo sin leer la descripción completa. Firmamos el contrato de ser mujer en el siglo XXI sin revisar las cláusulas en letra pequeña. Y ahora resulta que el trabajo incluye:
Disponibilidad 24/7 sin días libres
Gestión emocional de terceros sin formar en psicología
Multitarea extrema sin manual de instrucciones
Perfección constante sin derecho a error
Sonrisa incluida en el paquete
¿Alguien nos preguntó si queríamos este trabajo? ¿O simplemente asumimos que venía con ser mujer?
Una pregunta simple que lo cambia todo, ¿eres capaz de responderla?
"Esto que estoy haciendo, ¿realmente LO QUIERO hacer?"
No "¿puedo hacerlo?" (que ya sabemos que podemos, porque llevamos años demostrándolo).
No "¿debería hacerlo?" (porque los "deberías" son trampas disfrazadas de responsabilidad).
Sino "¿LO QUIERO hacer?".
El experimento de la honestidad brutal (aunque no te guste el resultado)
Te propongo un experimento. Coge tu lista de tareas de mañana y pregúntate, para cada una:
¿Esto lo hago porque LO QUIERO hacer?
¿Esto lo hago porque me GUSTA hacerlo?
¿Esto lo hago porque añade VALOR a mi vida?
¿O lo hago porque "se supone" que debo hacerlo?
Prepárate para descubrir que la mayoría de tu lista está en la última categoría. Quizás descubras que llevas años viviendo la vida que se supone que debes vivir, no la que realmente quieres vivir.
💡 Si quieres hacer este ejercicio en serio pero necesitas ayuda para ser objetiva contigo misma, la IA puede ser tu aliada perfecta. Te dejo un prompt que te ayudará a desenmascarar tu piloto automático.
El permiso que nos negamos a nosotras mismas (y que nadie más nos va a dar)
Porque al final, de eso se trata todo esto. De darnos permiso para querer menos. Para elegir menos. Para ser menos perfectas y más auténticas.
El permiso para decir "no quiero estar disponible 24/7 para resolver crisis laborales" sin sentir que fallo profesionalmente. El permiso para decir "no quiero ser la gestora emocional de todo el mundo" sin sentir que soy egoísta.
La libertad de elegir (sí, puedes)
¿Y sabes qué es lo más liberador de todo esto? Que cuando empiezas a elegir conscientemente lo que quieres hacer, lo haces muchísimo mejor. Porque lo haces desde la elección, no desde la obligación.
La energía cambia.
La actitud cambia.
La calidad cambia.
Y de repente, en lugar de vivir a medias, empiezas a vivir una vida completa.
Levanta la mano si...
✋ Te has sentido culpable por no llegar a todo
✋ Has pensado "otras mujeres sí pueden con todo"
✋ Tienes una lista mental infinita que nunca se acaba
✋ Te cansas solo de pensar en todo lo que tienes que hacer
✋ Has dicho "sí" a algo sin saber por qué
✋ Te has preguntado "¿cuándo se supone que es MI momento?"
Si has levantado la mano (aunque sea mentalmente) en más de una, bienvenida al club.
Ahora cuéntame: ¿cuál es ESA cosa que haces porque "se supone" que debes hacerla, pero que en realidad no quieres hacer? Vamos, suéltalo en los comentarios. Aquí no juzgamos, solo liberamos.
** Esta reflexión es parte del primer capítulo del libro Mujer Pluma, donde exploro cómo el mito de la supermujer nos tiene viviendo vidas que no hemos elegido conscientemente.
Del libro Mujer Pluma, Cap. 1 ~ El mito de la supermujer: el látigo invisible que nos está matando (y nosotras sin darnos cuenta) pág 32
Del libro Mujer Pluma, Cap. 1 ~ El mito de la supermujer: el látigo invisible que nos está matando (y nosotras sin darnos cuenta) pág 35